PROPÓSITO DE VIDA
Dios tiene un plan para cada uno de sus hijos. Fuimos hechos a imagen y
semejanza de él. Todos nacemos con un propósito. Y él nos va dando las pistas a
través de cada encarnación. A todos se nos ha dado una tarea que debemos
cumplir. Nuestro deber es hacerlo. Pero muchas veces nos dejamos llevar por
nuestra parte humana –la personalidad o ego– que nos domina la mayoría de las
veces dejando de lado nuestra parte divina, la que nos advierte siempre cuando
cometemos errores que daña a los demás y
a nosotros mismos, porque la Ley es muy clara, “con la vara que mides, serás medido.”Esta es la ley del boomerang, de
Causa y Efecto que es infalible y se cumple inexorablemente, tengamos o no
conocimiento de ella. Si nos dejáramos llevar por nuestra intuición o parte Divina,
que nunca se equivoca, cuantos males se evitarían en nuestro planeta. A través
de la historia, desde las sociedades primitivas hasta la actualidad, hemos
visto que todos los gobernantes, llámense reyes, príncipes, presidentes, primer
ministro u otro nombre cualquiera, tienen un principio y un fin. Es ley. Lo que
muchas veces desconocen esos personajes, es que a ellos se les ha dado la
potestad de realizar una tarea específica
que deben y tienen que cumplir en beneficio de sus semejantes. Si no la
cumplen “se acarrearan grandes tribulaciones”. Es momento propicio para
recordar las palabras de Jesús el gran Maestro de Nazaret, en el Evangelio de
Juan cuando el Gobernador Poncio
Pilatos, confundido e intranquilo, al
ver a la turba que le decían “Crucifícalo, Crucifícalo” le dijo estas palabras:
“Sabes que tengo el poder de crucificarte o dejarte libre”. A lo que el Maestro
le respondió: “No tendrías ningún poder sobre mí si no se te hubiera dado desde
lo Alto”. Estas palabras de un contenido veraz y sabio nos ratifican que hemos
nacido con un propósito, un plan divino maravilloso que está en nuestra mente y
que es en esta lucha entre lo humano y divino, el bien y el mal donde solemos
caminar por el sendero incorrecto. El tiempo de la cosecha es ya. Los segadores
ya están preparados, la siembra está en su punto. No queda tiempo ya para aplazarlas. Si por error
esta cosecha no es recogida a tiempo y se pierde, tendremos que volver a
sembrar y esperar el próximo tiempo que no sabemos en qué condiciones vendrá,
si habrá inundaciones, terremotos, sequía y otros factores que la afecten. Estemos
alertas no vaya a ser que el Señor
llegue y nos consiga dormidos.
Nancy Aguilar Quintero
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