miércoles, 27 de julio de 2016

LIMPIANDO NUESTROS ERRORES



Hay momentos en la vida que el descontrol se apodera de nosotros y sentimos emociones encontradas de tristeza, desaliento, melancolía. Días que sentimos que todo se derrumba y no atinamos a encontrar una luz en el camino. Todos nos sentimos algunas veces así. Es en esos momentos cuando más debemos buscar nuestra paz interna utilizando herramientas que nos  lleven a ese fin. Cuando comencé a practicar la técnica de Ho’oponopono todo en mi vida comenzó a moverse cual rueda de molino. Memorias dolorosas  ancestrales y errores cristalizados comenzaron a salir a flote. Memorias dolorosas que ni sabemos que teníamos pero las tenemos ahí, instaladas en nuestro subconsciente. Cuando un problema se presenta en nuestras vidas es que ya llegó el momento de limpiarlo y transmutarlo. Es como cuando decidimos hacer una limpieza profunda en nuestra casa porque está muy sucia. Pero sucede que limpiamos todos los días pero siempre hay sucios acumulados que se han escondido de nuestra vista pero sabemos que están allí. Igual pasa con nuestras vidas.  La  Metafísica dicen que no personalicemos la energía que si algo doloroso o problemático viene hay que transmutarlo en energía pura. Cuando ya entramos en estas enseñanzas por ley de vibración nos convertimos en focos de luz y los problemas surgirán,  incluso los de otras personas vendrán a nosotros para poder ser liberados. Como dice el axioma “cuando el discípulo está preparado, aparece el maestro” nada sucede ni antes ni después, sino en el preciso momento. Los maestros se presentan en forma de nuestros padres, hijos, amigos, incluso de algún vecino gruñón. Si tenemos el poder de discernir aprendemos de quien menos creemos. Al cuestionar la conducta de alguien aprendemos que no queremos tener ese comportamiento. Allí hay una enseñanza y un maestro. Cuando cometemos un error y nos arrepentimos después, tejiendo en nuestras mentes todo tipo de conjeturas, ese error se convierte en un maestro o una enseñanza. Y hacemos el propósito de enmienda prometiéndonos no volver a cometerlo.
Nancy Aguilar Quintero
Ciudad de Panamá, 26 de marzo de 2016 

lunes, 25 de julio de 2016

APRENDER A AMARNOS



El primer mandamiento divino es amarnos nosotros primero para después amar a los demás. “Ama al prójimo, como a ti mismo”. Hay un ejercicio que deberíamos hacer a diario  para “Aprender a amarnos” y es anotar tres cosas que nos gustaría tener o hacer. Podemos tenerlas o no, hacerlas o no. Por ejemplo, a mí me gusta viajar. Y viajo poco, pero me gusta esa cualidad de mí, ¿o no es cualidad? Son preferencias o gustos. Me gusta cantar, así no cante nada. Pero me hubiera gustado ser una cantante, como Snatan Kaur, Mirabai Ceiba, Deva Premal. Expresar  cosas edificantes, no tonterías y nimiedades. Cantos que  hablen del amor a Dios, a la humanidad, a los seres vivos, a  la creación divina. Ya van dos cualidades: viajar y cantar. Vivir en una granja muy bella con todas las comodidades donde me recree con el contacto de la naturaleza, cerca del mar y la montaña donde pueda tener a mis gatos. Pienso en un pueblo como Estoril, Sintra, Cascáis, Ericeira, o Nazaré de Portugal. Vigo de España o algún pueblito perdido en las orillas del Atlántico,  que es mi océano favorito. Puede ser también  a las orillas del mar Mediterráneo, pero definitivamente prefiero el Atlantico. Esos son los sectores que me gustaría vivir en mi eternidad, como hija perfecta de Dios. Cuantas memorias tenemos que borrar, para regresar al Padre que nos hizo perfectos. Es como cuando Jesús les dijo a los apóstoles- ¡laven sus vestiduras y síganme! Que palabras tan sabias y que trasfondo tan verídico. “lavar las vestiduras”. Despojarnos de toda la basura mental que hemos adquirido durante todas nuestras vidas y borrarlas, limpiarlas. Y así quedar listos para nuestro encuentro con el Padre, nuestro Creador. Es que mientras más estudio la vida de Jesús mas comprendo sus enseñanzas fáciles y prácticas de aplicar. Solo tenemos que hacer una sola cosa: amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo. Dios, el prójimo y yo somos lo mismo. La misma energía vital. Si dejo de cumplir una de las tres o las tres ahí es cuando viene “la caída del hombre” con todas sus consecuencias devastadoras que esto acarrea. Yo como ser perfecto, tengo que dejar de verme “las apariencias de imperfección”. Si yo digo que soy tonta, fea, loca, estoy decretando la tontedad, fealdad y locura  de Dios. Y esto es una mentira porque Dios es Perfecto. Y uno de los mandamientos de la Ley de Dios es “no mentir”. Estoy trasgrediendo una ley y por lo tanto viene la sanción. No de Dios, sino de sus leyes. Cuida tus pensamientos y palabras. Porque la primera ley del universo es la de Mentalismo. Lo que pensamos lo creamos a través d la palabra…”y el Verbo se hizo carne y habito entre nosotros”… ¡hágase la Luz…y la Luz se hizo!
Nancy Aguilar Quintero

Ciudad de Panamá, viernes 15 de abril 2016

jueves, 7 de julio de 2016

PROPÓSITO DE VIDA

Dios tiene un plan para cada uno de sus hijos. Fuimos hechos a imagen y semejanza de él. Todos nacemos con un propósito. Y él nos va dando las pistas a través de cada encarnación. A todos se nos ha dado una tarea que debemos cumplir. Nuestro deber es hacerlo. Pero muchas veces nos dejamos llevar por nuestra parte humana –la personalidad o ego– que nos domina la mayoría de las veces dejando de lado nuestra parte divina, la que nos advierte siempre cuando cometemos errores que  daña a los demás y a nosotros mismos, porque la Ley es muy clara, “con la vara que mides, serás  medido.”Esta es la ley del boomerang, de Causa y Efecto que es infalible y se cumple inexorablemente, tengamos o no conocimiento de ella. Si nos dejáramos llevar por nuestra intuición o parte Divina, que nunca se equivoca, cuantos males se evitarían en nuestro planeta. A través de la historia, desde las sociedades primitivas hasta la actualidad, hemos visto que todos los gobernantes, llámense reyes, príncipes, presidentes, primer ministro u otro nombre cualquiera, tienen un principio y un fin. Es ley. Lo que muchas veces desconocen esos personajes, es que a ellos se les ha dado la potestad de realizar una tarea específica  que deben y tienen que cumplir en beneficio de sus semejantes. Si no la cumplen “se acarrearan grandes tribulaciones”. Es momento propicio para recordar las palabras de Jesús el gran Maestro de Nazaret, en el Evangelio de Juan  cuando el Gobernador Poncio Pilatos, confundido e  intranquilo, al ver a la turba que le decían “Crucifícalo, Crucifícalo” le dijo estas palabras: “Sabes que tengo el poder de crucificarte o dejarte libre”. A lo que el Maestro le respondió: “No tendrías ningún poder sobre mí si no se te hubiera dado desde lo Alto”. Estas palabras de un contenido veraz y sabio nos ratifican que hemos nacido con un propósito, un plan divino maravilloso que está en nuestra mente y que es en esta lucha entre lo humano y divino, el bien y el mal donde solemos caminar por el sendero incorrecto. El tiempo de la cosecha es ya. Los segadores ya están preparados, la siembra está en su punto. No  queda tiempo ya para aplazarlas. Si por error esta cosecha no es recogida a tiempo y se pierde, tendremos que volver a sembrar y esperar el próximo tiempo que no sabemos en qué condiciones vendrá, si habrá inundaciones, terremotos, sequía y otros factores que la afecten. Estemos alertas  no vaya a ser que el Señor llegue y nos consiga dormidos.
Nancy Aguilar Quintero