lunes, 25 de julio de 2016

APRENDER A AMARNOS



El primer mandamiento divino es amarnos nosotros primero para después amar a los demás. “Ama al prójimo, como a ti mismo”. Hay un ejercicio que deberíamos hacer a diario  para “Aprender a amarnos” y es anotar tres cosas que nos gustaría tener o hacer. Podemos tenerlas o no, hacerlas o no. Por ejemplo, a mí me gusta viajar. Y viajo poco, pero me gusta esa cualidad de mí, ¿o no es cualidad? Son preferencias o gustos. Me gusta cantar, así no cante nada. Pero me hubiera gustado ser una cantante, como Snatan Kaur, Mirabai Ceiba, Deva Premal. Expresar  cosas edificantes, no tonterías y nimiedades. Cantos que  hablen del amor a Dios, a la humanidad, a los seres vivos, a  la creación divina. Ya van dos cualidades: viajar y cantar. Vivir en una granja muy bella con todas las comodidades donde me recree con el contacto de la naturaleza, cerca del mar y la montaña donde pueda tener a mis gatos. Pienso en un pueblo como Estoril, Sintra, Cascáis, Ericeira, o Nazaré de Portugal. Vigo de España o algún pueblito perdido en las orillas del Atlántico,  que es mi océano favorito. Puede ser también  a las orillas del mar Mediterráneo, pero definitivamente prefiero el Atlantico. Esos son los sectores que me gustaría vivir en mi eternidad, como hija perfecta de Dios. Cuantas memorias tenemos que borrar, para regresar al Padre que nos hizo perfectos. Es como cuando Jesús les dijo a los apóstoles- ¡laven sus vestiduras y síganme! Que palabras tan sabias y que trasfondo tan verídico. “lavar las vestiduras”. Despojarnos de toda la basura mental que hemos adquirido durante todas nuestras vidas y borrarlas, limpiarlas. Y así quedar listos para nuestro encuentro con el Padre, nuestro Creador. Es que mientras más estudio la vida de Jesús mas comprendo sus enseñanzas fáciles y prácticas de aplicar. Solo tenemos que hacer una sola cosa: amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo. Dios, el prójimo y yo somos lo mismo. La misma energía vital. Si dejo de cumplir una de las tres o las tres ahí es cuando viene “la caída del hombre” con todas sus consecuencias devastadoras que esto acarrea. Yo como ser perfecto, tengo que dejar de verme “las apariencias de imperfección”. Si yo digo que soy tonta, fea, loca, estoy decretando la tontedad, fealdad y locura  de Dios. Y esto es una mentira porque Dios es Perfecto. Y uno de los mandamientos de la Ley de Dios es “no mentir”. Estoy trasgrediendo una ley y por lo tanto viene la sanción. No de Dios, sino de sus leyes. Cuida tus pensamientos y palabras. Porque la primera ley del universo es la de Mentalismo. Lo que pensamos lo creamos a través d la palabra…”y el Verbo se hizo carne y habito entre nosotros”… ¡hágase la Luz…y la Luz se hizo!
Nancy Aguilar Quintero

Ciudad de Panamá, viernes 15 de abril 2016

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