El primer mandamiento divino
es amarnos nosotros primero para después amar a los demás. “Ama al prójimo,
como a ti mismo”. Hay un ejercicio que deberíamos hacer a diario para “Aprender a amarnos” y es anotar tres
cosas que nos gustaría tener o hacer. Podemos tenerlas o no, hacerlas o no. Por
ejemplo, a mí me gusta viajar. Y viajo poco, pero me gusta esa cualidad de mí,
¿o no es cualidad? Son preferencias o gustos. Me gusta cantar, así no cante
nada. Pero me hubiera gustado ser una cantante, como Snatan Kaur, Mirabai
Ceiba, Deva Premal. Expresar cosas
edificantes, no tonterías y nimiedades. Cantos que hablen del amor a Dios, a la humanidad, a los
seres vivos, a la creación divina. Ya
van dos cualidades: viajar y cantar. Vivir en una granja muy bella con todas
las comodidades donde me recree con el contacto de la naturaleza, cerca del mar
y la montaña donde pueda tener a mis gatos. Pienso en un pueblo como Estoril, Sintra,
Cascáis, Ericeira, o Nazaré de Portugal. Vigo de España o algún pueblito
perdido en las orillas del Atlántico, que es mi océano favorito. Puede ser también a las orillas del mar Mediterráneo, pero
definitivamente prefiero el Atlantico. Esos son los sectores que me gustaría
vivir en mi eternidad, como hija perfecta de Dios. Cuantas memorias tenemos que
borrar, para regresar al Padre que nos hizo perfectos. Es como cuando Jesús les
dijo a los apóstoles- ¡laven sus vestiduras y síganme! Que palabras tan sabias
y que trasfondo tan verídico. “lavar las vestiduras”. Despojarnos de toda la
basura mental que hemos adquirido durante todas nuestras vidas y borrarlas, limpiarlas.
Y así quedar listos para nuestro encuentro con el Padre, nuestro Creador. Es
que mientras más estudio la vida de Jesús mas comprendo sus enseñanzas fáciles
y prácticas de aplicar. Solo tenemos que hacer una sola cosa: amar a Dios sobre
todas las cosas y al prójimo como a ti mismo. Dios, el prójimo y yo somos lo
mismo. La misma energía vital. Si dejo de cumplir una de las tres o las tres
ahí es cuando viene “la caída del hombre” con todas sus consecuencias
devastadoras que esto acarrea. Yo como ser perfecto, tengo que dejar de verme
“las apariencias de imperfección”. Si yo digo que soy tonta, fea, loca, estoy
decretando la tontedad, fealdad y locura
de Dios. Y esto es una mentira porque Dios es Perfecto. Y uno de los
mandamientos de la Ley de Dios es “no mentir”. Estoy trasgrediendo una ley y
por lo tanto viene la sanción. No de Dios, sino de sus leyes. Cuida tus pensamientos
y palabras. Porque la primera ley del universo es la de Mentalismo. Lo que
pensamos lo creamos a través d la palabra…”y el Verbo se hizo carne y habito
entre nosotros”… ¡hágase la Luz…y la Luz se hizo!
Nancy
Aguilar Quintero
Ciudad
de Panamá, viernes 15 de abril 2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario